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Cómo elegir el sillón dental perfecto para tu clínica (y no arrepentirte después)

Comprar un sillón dental es una de esas decisiones que marcan un antes y un después en la vida de cualquier clínica.
No es solo cuestión de precio o de estética: hablamos de funcionalidad, ergonomía, durabilidad… y de evitar esos dolores de cabeza que surgen cuando uno elige mal.

Hoy te voy a contar de forma clara todo lo que debes tener en cuenta antes de decidirte. Y también, cómo Rentilea puede ser tu mejor opción si quieres equiparte de forma inteligente, sin comprometer tu presupuesto ni tu libertad de crecimiento.

1. Tamaño, peso y ergonomía

Antes de enamorarte de un modelo, mide.
Un sillón extendido suele ocupar cerca de 1,80 metros, y necesitas dejar al menos 70 cm entre el cabezal y la pared para trabajar cómodo.

¿Mi consejo? Planifica el box sabiendo qué sillón vas a instalar. Así podrás colocar correctamente las tomas eléctricas, de agua, y las conexiones de succión desde el inicio.

Y, por supuesto, prioriza siempre la ergonomía: el sillón debe adaptarse al paciente, pero también facilitarte el trabajo a ti. No olvides revisar el peso máximo que soporta el equipo.

2. Adaptabilidad para el futuro

Hoy puedes empezar con lo básico, pero mañana querrás añadir una mesa auxiliar, un motor eléctrico, o un sistema de escaneo digital.

Elige un sillón que sea modular y adaptable. Créeme: tu yo del futuro te lo agradecerá.

3. Tipo de conexión

Existen dos opciones:

  • Conexión interna: más limpia visualmente, pero limita la movilidad posterior del sillón.
  • Conexión externa: te da más libertad para mover o reconfigurar el box.

Evalúa según tu espacio y tus planes de expansión.

4. Sistema de succión

Aquí también hay dos tipos:

  • Succión por presión de agua: depende de tener buena presión hidráulica en la clínica.
  • Succión por aire: más potente, pero exige un compresor capaz de aguantar el ritmo.

¿No sabes qué opción es mejor para ti? Con Rentilea, puedes probar diferentes configuraciones antes de comprometerte a una compra definitiva.

5. Conexiones terminales: Borden o Midwest

Pequeño detalle técnico que importa mucho:
Define desde el principio qué tipo de piezas de mano usarás (Borden o Midwest) para asegurarte de que tu sillón sea compatible con tu equipo actual (y futuro).

6. Disponibilidad de repuestos y servicio técnico

No te dejes encandilar solo por el precio o el diseño.
Pregunta siempre por el stock de repuestos y el servicio postventa.
Un sillón parado por falta de piezas significa pérdidas de tiempo, dinero… y pacientes insatisfechos.

Con Rentilea, además de alquilar equipos, tienes acceso a asistencia técnica rápida en caso de cualquier problema.

7. Iluminación: mejor LED que halógeno

Parece un detalle, pero no lo es:
Invierte en un sillón con lámpara LED.
Dura muchísimo más, consume menos energía y te evitará el drama de cambiar bombillas cada dos por tres.

¿Quieres tranquilidad? LED siempre.

Mantenimiento preventivo: tu mejor seguro de vida

Un sillón dental necesita mantenimiento cada seis meses como mínimo.
Pero si tu clínica tiene alta carga de trabajo, recomiendo tres o cuatro servicios de mantenimiento al año.

Recuerda: un sillón bien mantenido es un sillón que dura años sin dar problemas.


¿Conclusión?

Elegir bien tu sillón dental es elegir cómodo para ti, seguro para tus pacientes y rentable para tu clínica.
No se trata solo de gastar menos hoy. Se trata de ahorrar dolores de cabeza y dinero mañana.

Y si quieres máxima flexibilidad —poder estrenar equipos de última generación, cambiar de modelo, o expandirte sin hipotecar tu bolsillo—, Rentilea está para acompañarte en cada paso.


Tu clínica merece el mejor sillón… y la libertad de crecer a tu ritmo.
Con Rentilea, lo tienes todo al alcance de la mano.